Un buen ciudadano interioriza la ley, de forma que puede saltarse alguna. Un criminal que no tiene la conciencia tranquila cumplirá incluso esa insignificante ley, siendo así sospechoso de males peores. Supongo que fue ese el camino que siguió la mente del señor guardia cuando nos hizo un control de alcoholemia por ser el único vehículo que no iba por encima de la velocidad permitida.
31 de diciembre de 2007
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2 comentarios:
Son formas retorcidas de pensar
Pero así es como ocurren las cosas.
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